Joanna Barney, investigadora de Indepaz, cuenta que 13 de las 19 empresas que están detrás de los parques eólicos en este departamento no son colombianas y advierte sobre los problemas sociales y ambientales que están generando estos proyectos.
Los planes de convertir a Colombia en un país modelo de transición energética avanzan a pasos agigantados en La Guajira. Este departamento cuenta con riquezas naturales para la puesta en marcha de energías renovables: los vientos que llegan a esta zona son uno de los más veloces de todo el país y la radiación solar es la más alta registrada de los 32 departamentos. Desde que se instaló el primer parque eólico Jepirachi en 2004, son 57 iniciativas eólicas que se están desarrollando y que están en espera de ejecutarse, sin contar los paneles solares que se están repartiendo en la alta, media y baja Guajira para llevar energía a zonas que no tienen sistema de electricidad.
San Juan del Cesar, uno de los nueve municipios del sur de La Guajira, está en el punto de mira para el desarrollo de proyectos de energía eólica. En abril, la compañía Mainstream Colombia SAS, filial de la empresa irlandesa Mainstream Renewable Power, dio inicio a la socialización del parque eólico Sirius en la vereda Veracruz y en el corregimiento Los Haticos. Durante el encuentro, los funcionarios dieron a conocer que esperan colocar 21 aerogeneradores (una especie de molinos de viento) de aproximadamente 180 metros de alto que convierten la fuerza del viento en energía eléctrica. Otras empresas como Oak Creek de Alemania, Acciona de España y la colombiana EPM están en estudios y trámites.
Joanna Barney, psicóloga e investigadora de Indepaz, ha recorrido durante cuatro años La Guajira, desde el Cabo de la Vela hasta el sur del departamento, para conocer de primera mano los parques en operación y los territorios donde llegarán los próximos. A partir de sus investigaciones, ha publicado dos informes en los que advierte el acelerado crecimiento de la instalación de proyectos eólicos en territorio wayuu y los problemas sociales que estos podrían acarrear.
“Por el mar y la tierra guajiros, vuela el viento wayuu” es el título de su última publicación que fue presentada esta semana en el marco de la Feria del Libro de Bogotá 2023. En ella, Barney hace una caracterización de las 19 empresas que buscan transformar la fuerza del viento en energía, los vacíos legales para estos proyectos y las consecuencias sociales y ambientales que están generando. La investigadora afirma que espera que el libro abra el debate sobre el desarrollo verde y la necesidad de proteger el territorio guajiro y a las comunidades que allí habitan, principalmente, el pueblo wayuu.
“Quiero que piensen en La Guajira como otro lugar lindo de Colombia digno de ser protegido y no como un bastión energético del cual se puede ir a extraer lo que necesita el país supuestamente para desarrollarse. Ningún desarrollo que se diga verde puede estar por encima de la gente. Mi mensaje es de reivindicación con una comunidad que ha sido terriblemente olvidada”, afirma Barney.